MI MAXIMA

SCIENTIFIC WAY OF LIFE ...........Ciencia aplicada a tu vida.

ES MAS IMPORTANTE TUS ANSIAS DE SABER, QUE LO QUE YA SABES.

"Somos, en alguna medida, el resultado de cada una de las decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida."


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viernes, 4 de mayo de 2012

EL DESAFÍO DE ARISTÓTELES

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo.
Pero, enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”

Estas palabras de Aristóteles en su libro “Etica a Nicómaco” han hecho reflexionar a muchos filósofos, pensadores, psicólogos, científicos, a Daniel Goleman y al que escribe. Y es que cuando lo lees y lo relees, comprendes que, “es la esencia de la Inteligencia Emocional (nada que ver con el coeficiente de inteligencia)
Y como ejemplo que ilustra el tema, podemos leer del libro de Daniel Goleman en su inicio una historia real ocurrida en la ciudad de Nueva York:

“Era una bochornosa tarde de agosto en la ciudad. Uno de esos días asfixiantes que hacen que la gente se sienta nerviosa y malhumorada. En el camino de regreso a mi hotel, tomé un autobús en la avenida Madison y, apenas subí al vehículo, me impresionó la cálida bienvenida del conductor, un hombre de raza negra de mediana edad en cuyo rostro se esbozaba una sonrisa entusiasta, que me obsequió con un amistoso «¡Hola! ¿Cómo está?», un saludo con el que recibía a todos los viajeros que subían al autobús mientras éste iba serpenteando por entre el denso tráfico del centro de la ciudad. Pero,
aunque todos los pasajeros eran recibidos con idéntica amabilidad, el sofocante clima del día parecía afectarles hasta el punto de que muy pocos le devolvían el saludo.
No obstante, a medida que el autobús reptaba pesadamente a través del laberinto urbano, iba teniendo lugar una lenta y mágica transformación. El conductor inició, en voz alta, un diálogo consigo mismo, dirigido a todos los viajeros, en el que iba comentando generosamente las escenas que desfilaban ante nuestros ojos: rebajas en esos grandes almacenes, hermosa exposición en aquel museo y qué decir de la película recién estrenada en el cine de la manzana siguiente. La evidente satisfacción que le producía hablarnos de las múltiples alternativas que ofrecía la ciudad era contagiosa, y cada vez que un pasajero llegaba al final de su trayecto y descendía del vehículo, parecía haberse sacudido de encima el halo de irritación con el que había subido y, cuando el conductor le despedía con un «¡Hasta la vista! ¡Que tenga un buen día!», todos respondían con una abierta sonrisa.
El recuerdo de aquel encuentro ha permanecido conmigo durante casi veinte años -comenta Goleman-. Aquel día acababa de doctorarme en psicología, pero la psicología de entonces prestaba poca o ninguna atención a la forma en que tienen lugar estas transformaciones.
La ciencia psicológica sabía muy poco —si es que sabía algo— sobre los mecanismos de la emoción. Y, a pesar de todo, no cabe la menor duda de que el conductor de aquel autobús era el epicentro de una contagiosa oleada de buenos sentimientos que, a través de sus pasajeros, se extendía por toda la ciudad. Aquel conductor era un conciliador nato, una especie de mago que tenía el poder de conjurar el nerviosismo y el mal humor que atenazaban a sus pasajeros, ablandando y abriendo un poco sus corazones.”
La lectura de este episodio también caló en mí hace ya algún tiempo. Esto no significa que todos tengamos que comportarnos ahora como ese simpático conductor de autobús, pero explica, en gran medida la importancia que tienen las emociones y su control -LA INTELIGENCIA EMOCIONAL-, basadas principalmente en los siguientes puntos:

  • Auto conocimiento emocional. Conciencia de uno mismo
  • Autocontrol emocional. Autorregulación.
  • Auto motivación.
  • Reconocimiento de emociones ajenas. Empatía.
  • Relaciones interpersonales. Habilidades sociales.

Fácil de memorizar pero, se trata de una de las claves imprescindibles en las relaciones interpersonales. El reto es aprender a comprenderse a uno mismo y a los demás.  

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