DECISIONES, FILOSOFIA Y NEUROBIOLOGIA:

A veces la Filosofía y la Ciencia parecen estar diciendo lo mismo, pero nada más lejos de la realidad. Lo que si es cierto es que las personas nos hacemos preguntas para las que la Ciencia ya ha encontrado una respuesta.

La Filosofía puede estar basada en hechos no comprobados, la Ciencia, no. En este sentido, leyendo artículos sobre este tema, hay unas declaraciones de una filósofa y escritora científica que resultan muy interesantes.

“Hay muchas cosas que tienen que aprender los filósofos si quieren entender la naturaleza del conocimiento de la capacidad de elección del ser humano, deben saber de neurobiología. El sistema cerebral necesita cometer errores como parte del aprendizaje”
El cerebro tiene un mecanismo de control muy interesante. Todos los humanos y otros mamíferos, tienen esa capacidad de elegir ante los impulsos que experimentan (por aquí, por allá). Algunas veces se falla y se producen actitudes compulsivas, obsesiones, etc.
Esta filósofa comentaba sobre la sociedad de hoy en día, diciendo:
“Contamos con muchos estímulos, muchas estructuras educativas, comerciales, políticas... Son ámbitos en los que aprendemos y nos equivocamos. Los humanos nacemos inmaduros porque es algo que luego nos permite adaptarnos y aprender a vivir en cualquier entorno. Y en ese aprendizaje el sistema de recompensa ( the return pathway,) es fundamental. Así se llega al control”
Cuando piensas en el tema de las decisiones que tomamos (para el que escribe, tienen mucha importancia pues te pueden condicionar toda tu vida) y en particular sobre lo que pensamos de los errores que cometemos, propios o ajenos, esta escritora comenta que a muchos niños los padres y los profesores les reprochan los errores, pero ellos necesitan explorar. Los errores son una oportunidad. El sistema cerebral necesita errores para aprender. Nadie quiere que un niño juegue con una pistola, pero sí deben equivocarse. Cada fracaso y cada éxito envían mensajes al sistema de recompensa del cerebro. Ese sistema genera dopamina, el neurotransmisor del bienestar. Y gracias a él, decidimos y aprendemos. El lado oscuro se haya en las adicciones a sustancias que también generan dopamina y bloquean el sistema de recompensa, impidiendo que se aprenda de los errores. Este, está demostrado ser, uno de los peores que se pueden cometer, buscar ese bienestar en sustancias tan terroríficas.
En el caso de los adultos, la actitud positiva frente a los errores hay que mantenerla toda la vida, porque el cerebro es flexible, moldeable, configurable. No ocurre como en los 5-6 primeros años de vida donde el desarrollo es muy acelerado. Podemos aprender de nuestros errores y aciertos. Podemos entrenarnos para aprender a tomar las decisiones más acertadas y, si nos equivocamos, nuestro sistema de recompensa nos hará ver que tomamos la decisión equivocada y que no es bueno seguir por ahí. Es decir, volver a lo que nos sienta bien y “nunca olvidar lo que nos sienta mal”.