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AHORA SI QUE NO PODREMOS IGNORARLA

Llevamos conviviendo con ella unos cuantos años. Nos deprime, nos condiciona, nos limita, nos angustia, no nos deja ver el futuro con optimismo, nos hace pasar hambre, penurias, nos aísla, nos hace desconfiar de todos y de todo. Esta crisis nos está haciendo diferentes.

Realmente es difícil poder disfrutar de un día soleado, de un atardecer, de una puesta de sol, de la sonrisa de un niño, etc.  si estamos sintiendo angustia, pesimismo, rabia, etc. por todo lo que estamos viviendo a consecuencia de esta injusta situación económica.

Lo cierto es que con “el estómago vacío” es difícil de pensar en cosas espirituales, divinas, sobrenaturales, estar relajado, incluso pensar con serenidad. Todo esto es muy lamentable. Incluso yo intuyo que nos va a afectar durante un tiempo. De hecho, ya nos está cambiando nuestra forma de ver las cosas y esto pasará a nuestras futuras generaciones. Quedará en nuestras neuronas. Estas lecciones aprendidas, esta nueva visión de la realidad, no será fácil de olvidar.

¿Y a qué nos podemos agarrar? ¿A quién podemos seguir? Quizás tendremos que fijarnos en la naturaleza y en determinadas especies animales que, a lo largo de muchos años, han demostrado que siguen ahí a pesar de muchos cambios climáticos y otros sucesos.

¿Tendremos que renunciar a nuestra evolución para hacernos más fuertes?

¿COMO SACAR LO MEJOR DE NOSOTROS MISMOS?

La pregunta no es fácil ni simple. Lo primero porque nadie tiene una barita mágica para solucionar los problemas. Lo segundo porque cuando se pasan los peores momentos –por la crisis, por el incierto futuro que se vislumbra y por tantas otras cosas- hay que agudizar el ingenio, llamar a la calma, pedir buenos consejos y, nunca tomar decisiones importantes cuando uno no se siente claro y seguro de sí mismo.

¿Y qué podemos hacer?

Bueno, si tenemos hambre y no tenemos nada para comer, lo primero es resolver este problema. Con buenas palabras, humildad, sin sentirse responsable –la triste situación a escala macroeconómica y global no la hemos creado los de a pié-, debemos de encontrar a quién nos pueda ayudar. Si esto ha quedado resuelto de momento, luego podemos buscar un lugar tranquilo y “tan simple como el aire que respiramos”, NUNCA MEJOR DICHO, podemos empezar a sentir ese aire que entra y sale por nuestros orificios nasales y por nuestra boca y seguir su recorrido por dentro de nuestro cuerpo. Hacerlo una y otra vez. Que te dispersas, no importa. Vuelves a sentir la suavidad de ese aire entrando y saliendo tan importante para todo nuestro organismo: nuestro cerebro, músculos, corazón y cada una de los trillones de células que lo forman.

No es solo que el aire sea imprescindible para la vida. Es también un ejercicio de concentración que te ayuda a frenar un poco la avalancha de pensamientos que cruzan tu cabeza. Y además, con la práctica repetida de este ejercicio que ya hacemos sin darnos cuenta, podemos conseguir calma, sosiego, claridad de ideas para saber en cada momento qué es lo que más nos interesa hacer, paz interior, belleza, amor hacia tu vida y la de los demás.

Con esta simple practica y sin necesidad de ser un yogui ni de tener que ir a ningún lugar en particular, puedes conseguir QUIZAS que tu vida tenga más claridad y fuerza para afrontar todo lo que está ocurriendo sin que nosotros, los de a pié, hayamos tenido demasiada responsabilidad. Es más bien la avaricia, la codicia, la ignorancia (o el saber demasiado) la que ha hecho que determinadas personas no hayan tomado las dediciones más  acertadas en los momentos adecuados y ahora seamos victimas de algo que no podemos controlar. Respira, respira, que de momento “el aire no cotiza en bolsa”

¿Reflejo del alma?

Imagino que cuando decimos que la cara es reflejo del alma, queremos decir reflejo de nuestra mente / cerebro, pues el alma, se dice, que también está en nuestro cerebro, que se forma a partir de creencias adquiridas, de experiencias aceptadas, etc.

Lo cierto es que lo que expresamos con nuestra cara, manos, aspecto externo, forma de vestir, etc. es un reflejo de lo que está ocurriendo de una forma muy activa en nuestro cerebro. Es mi opinión. No sé si todo esto está científicamente probado. Lo dejo “en el aire” para que cada uno saque sus propias conclusiones. A veces, lo que tú puedes comprobar por ti mismo –sin ser un científico- luego se demuestra que algo de razón hay.

“Meditación”

Durante la meditación, la actividad neuronal disminuye en gran medida. Tu cuerpo, cara, músculos, etc. se relajan. Tu corazón late más despacio y el bombeo del corazón y el riego sanguíneo van más lento. Esto hace que las partes del cerebro que controlan estos órganos estén más relajadas, con menos trabajo. Todo ello influye para poder sentir una paz corporal y mental, “pura satisfacción”, sin necesidad de adjudicar lo que se siente a nada ni a nadie. Sin tener que poner etiquetas ó buscar en catálogos religiosos o espirituales a los que adjudicar nada. La inspiración y nuestro nivel de conciencia se elevan de manera natural y todo ello contribuye a ver el mundo y las cosas de manera diferente.